martes, 11 de noviembre de 2008

Julieta Frenkel

Eran casi las nueve de la noche en el Hospital Otamendi; 20:52 para ser precisos. ¡Es una nena! Gritó la enfermera. Y lo era, una nena muy chiquita y muy linda, que acababa de nacer.
Karen y Daniel ya tenían su nombre pensado: Julieta.
Como a la mayoría de las nenas cuando nacen, le hicieron los agujeritos para los aritos. En realidad no lo sabemos, pero seguramente debe haber llorado mucho mucho, ya que es una nena muy caprichosa.
Cuando cumplió dos años comenzó el maternal en "Melody", y a los tres años de edad decidieron mandarla al jardín de infantes "Nueve Lunas". Este fue un momento muy importante de su vida, porque el 13 de noviembre nacieron los dos individuos que la harían más felíz: los mellizos -y sus hermanos- Ariel y Hernán. Estuvo poco tiempo en Nueve Lunas, hasta los cuatro, ya que para preescolar la cambiaron a su actual colegio: Escuela Argentina General Belgrano.
Rubia, ojos celestes y una melenita con un flequillito encantadores. Entró en el turno tarde, pero ya llegado primer grado se juntó con muchos de sus actuales compañeros en el único turno existente.
Esta chiquita, Julietita, fue creciendo poco a poco, año a año. Siempre fue una chica muy obsesionada, alegre y un poquito egoísta. El tiempo pasaba, los gustos cambiaban. Pasó de correr chicos vestida de novia, a subir fotos declarando su amor en Fotolog; de sentarse en cajones y jugar con las medias, a llenar sus cajones con la ropa que más le gustara.
Cambió también de amigas, aunque siempre se sintió muy afortunada de las que tenía. Así se egresó de séptimo grado del colegio.
En primer año su vida cambiaría, conocería a muchos nuevos compañeros y a una amiga, una de sus mejores amigas, que la amaría como ella no se puede imaginar. Mercedes Picollo era su nombre. Esta había ido a la primaria con el primo de Julieta, Santiago, y por eso ellas se conocían de nombre. Juli pensaba que Mercedes era una chica en la cual había visto previamente en una fiesta, en una situación bastante comprometedora; un tiempo después, gracias a que le habló, descubrió que no lo era.
Y gracias a que le habló, también comenzó a crecer una amistad que hasta el día de hoy es irrompible.Los años pasaron, esta relación se hizo cada vez más fuerte y lo sigue siendo. Se cuentan todo, no se ocultan nada. Viven tan juntas que ya son como hermanas, y esto a veces genera discusiones, pero son tan insignificantes que con una simple sonrisa se evapora ese rencor. Hablan sobre amores, amigos, vacaciones y muchas más cosas; no queda ningún tema sin ser tocado. Es una amistad de las buenas, y así la cuenta esta historia, llena de "te amo", "te necesito" y "no me dejes".
¿Y cómo termina?
No termina.

1 comentario:

julimechu dijo...

Bien ahí con los gadgetsssss jajaja
te amoooooo Julieta